" Cuando llegue a mi peso me voy a hacer un tatuaje para no olvidarlo nunca".
Que lejos parecía aquel momento, y sin embargo, como está grabado en mi piel, se pudo lograr.
Un tatuaje es para toda la vida, tienes que estar segura antes de hacerlo. Yo lo estuve. Sin duda, la anorexia es algo que me ha marcado y siempre estará presente en mi. Por eso quise tatuarme mi lucha para no olvidar jamás lo que me costó llegar hasta aquí. Porque si en algún momento el bicho quiere asomarse de nuevo recordarle que perdió la batalla y que ya no podrá derrotarme.Fui, soy y seré más fuerte que él.
El proceso de recuperación ha sido lento pero día a día me fui haciendo más fuerte, feliz y capaz de reconstruir mi autoestima. También soy más optimista gracias a poder ver que pude salir de un túnel del que una vez creí que era imposible volver a ver la luz. Ahora me acuerdo de esos momentos en los que todo parecía una pesadilla, en los que día a día se repetía lo mismo y me invadía la impotencia y la frustración al ver que nada cambiaba y sonrio orgullosa al ver que se pudo. El truco está en sacar todas tus fuerzas y esperanzas, en esos instantes, en los que las ganas de rendirse parecen pesar más. Confiar en que mañana todo puede ser mejor. Porque al final, ese mañana llega.
Querer salir del laberinto en el que tú misma te perdiste, es el primer paso para conseguirlo. Pero antes tienes que comprender que mientras busques la salida, te tropezarás mil veces, te caerás y parecerá imposible llegar. Pero, cada vez que te vuelves a poner en pie para volver a intentarlo, te llevas los mejores aprendizajes y recuperas la confianza en ti misma, al ver como puedes luchar contra tus miedos.
Hoy me miro al espejo y puede que no tenga el cuerpo más bonito del mundo. Me gustaría tener más curvas, pero estoy contenta conmigo misma. Me quiero por lo que soy, más allá de un físico. Por todo lo que he conseguido por mi misma. Y quien merece la pena, te querrá por lo mismo, por lo que eres.