jueves, 14 de abril de 2016

Lo imposible solo cuesta un poco más




Lo primero de todo quería daros las gracias por todos los correos que me enviais. No os imagináis la emoción que siento cada vez que veo la confianza que depositáis en mi y lo reconfortable que es poder ver que esto sirve para ayudaros. Cuando empecé este blog, lo hice para desahogarme y con la esperanza de que pudiese ayudar a alguien pero jamás pude imaginar que tendría esta repercusión y no me puedo sentir más orgullosa de ello. Una vez más, otra prueba de que todo lo malo esconde sus partes buenas, el haber pasado esta enfermedad hace que ahora pueda ayudar a aquellos que están pasando por lo mismo y darles las fuerzas que un día yo necesité.

Como podéis ver estas últimas entradas las acompaño de fotos, porque a veces es verdad eso que dicen de que una imagen vale más que mil palabras. Es duro pero es bonito a la vez poder ver como entre esas imagenes cada vez hay más diferencias. Porque cada día que pasa estoy más sana, más recuperada y más feliz.

Me ha costado mucho tiempo aprender que el problema no estaba en mi cuerpo sino en mi cabeza. Yo le echaba a él toda la culpa, creía que mi falta de autoestima se debía a que mis piernas no eran lo suficientemente bonitas. Creía que cambiando mi cuerpo, que estando más delgada, lograría quererme. Y sin embargo, cuanto más delgada era más infeliz estaba. Porque aceptarte a ti mismo es independiente a los kilos que marque una báscula. Yo no me quería ni pesando 58 ni 36 kilos. Ahora, en cambio, no es cuando tengo el mejor cuerpo del mundo pero es la primera vez en mi vida que me miro en el espejo y me gusta lo que veo.Me siento bien conmigo misma, me valoro como nunca antes lo había hecho. Lo más difícil no ha sido subir de peso sino construir mi autoestima. Y esa es, sin duda, la meta más importante. Porque cuando te quieres a ti misma, cuando aprendes a ser feliz por ti, el resto de puertas se empiezan a abrir y todo a tu alrededor mejora.

Todo se puede lograr, todo es posible. Es un camino lento pero os aseguro que cuando llegueis al final habrá merecido la pena.

jueves, 7 de abril de 2016

SE PUDO







Sobran las palabras tan sólo hay que mirar las fotos para ver como el título de este blog se cumple.
Los siete meses que separan estas imagenes no han sido sencillos. Hubo momentos en los que mi avance era tan lento que me llené de frustración y  ganas de rendirme. Otros en los que el bicho reaparecía rabioso porque se daba cuenta de que cada vez tenía menos poder sobre mi. Otros de tristeza pero también de alegría cada vez que notaba que tanto esfuerzo iba teniendo resultados. No puedo describir con palabras la emoción que sentí cuando llegué al peso que tan inalcanzable parecía, jamás imaginé que engordar podría llegar a hacerme tan feliz. Fue, sin lugar a dudas, uno de los mejores momentos de mi vida.

Lo más duro de la enfermedad fue ver el dolor reflejado en los ojos de las personas que me querían. Y lo más bonito fue el camino de superación sintiendo el gran apoyo y cariño de mis seres queridos. A pesar de todo el daño, de este camino recojo más cosas buenas que malas, por increíble que pueda parecer. La anorexia me ha hecho cambiar a mejor. Porque una de las causas que me llevaron a caer en ella fue mi falta de autoestima y seguridad en mi misma, ahora en cambio, me aprecio y me valoro como nunca antes lo había hecho. También me condujo a la anorexia el sentirme sola y no ser consciente de todo lo bueno que había en mi vida. En estos momentos, me despierto y me levanto cada día con una sonrisa agradecida de la suerte que tengo. He dejado de perder el tiempo en aquello que carece de importancia, he aprendido a diferenciar los problemas de las tonterías y a no sufrir por aquello que tiene solución. Sí he recuperado kilos pero lo más importante es que he conseguido quererme a mi misma y a mi vida. Es la mayor enseñanza que me llevo y la que espero no olvidar nunca.

Si yo pude hacerlo, tú también puedes. Porque yo también pensaba que este momento jamás llegaría  y ahora que ha llegado lo único que puedo decir es que lo más importante es no rendirse. Aunque todo se tuerza y parezca que todos los días son iguales, aunque la salida esté muy lejos y los pasos sean pequeños, os aseguro que se acaba alcanzando la meta. El camino es muy largo pero es en él donde podréis descubrir lo que hay en vosotros mismos, donde os sorprenderéis al comprobar que sois más fuertes de lo que imaginabáis y os valorararéis cada día un poco más al ver como lo estáis consiguiendo.